Los cobardes nunca ganan. Dos Hombres Buenos Nº 45 (José Mallorquí)
Nº 45 de colección "Dos Hombres Buenos" (Ediciones Cid)
Año 1958
Portada: Jano
Valoración: 👍
Primera parte de un relato, sin los hombres buenos, que concluye en la siguiente novela de la colección titulada "Las amarguras del capitán Morgan". En esta, el capitán Morgan es uno más de los muchos personajes que pululan por sus paginas, como ocurre en todo buen "culebrón". Y esta, como muchas novelas de la colección, tiene mucho de eso, siendo el autor un maestro en el manejo de este estilo, por lo que resulta realmente adictiva la lectura. Aquí también tendremos otra mujer de carácter, Rosita, que en cierto modo va relatando la historia, como sus anteriores heroínas Lorena Harding o La Doña. Aunque el protagonismo principal se lo lleva David Sloan, un minero que, tras una racha de mala suerte, descubrirá una rica mina que dará origen a la población de Eureka, de corta y tumultuosa historia. En esta población se desarrollan todos los dramas, principalmente el del protagonista, su socio y la novia de este último, la Rosita antes mencionada, que dará origen al no muy original triangulo amoroso. Pero esto no importa, porque la narración es tan absorbente, tan llena de detalles, personajes y diálogos geniales, que, como tantas veces en esta colección, uno tiene la sensación de estar leyendo algo más que literatura pulp.
Eso sí, tenemos un puntual desvarío del autor, como es que desde una perdida población en el Oeste americano del siglo XIX manden un telegrama a Grecia, nada menos, y en 12 horas les llegue la contestación...Vamos, ríete tú de internet con ese telégrafo. La novela termina sin terminar dejando al lector con las ganas de abalanzarse sobre la continuación y conclusión de esta otra gran obra de Mallorquí.
Los comienzos no fueron fáciles para David Sloan. Su primer socio murió bajo las flechas de los apaches, aunque gracias ha este trágico encuentro con los indios, fortuitamente descubrió la mina que le haría millonario. No hay mal que por bien no venga.
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