Nº 7 de la colección "Jibaro"
Esta novela marca el inicio de la cuarta y última etapa de Jibaro Vargas, centrada en su vida como millonario tras la Guerra Civil, que se extenderá hasta el final de la serie. Al principio, descubrimos que Jibaro ha recibido una cuantiosa herencia de una tal Mercedes Sheridan, quien, aunque no recuerdo si apareció en novelas anteriores, parece ser una antigua amante del promiscuo padre de Jibaro. También se presenta un nuevo amigo, el doctor MacLaw, cuya amistad con Jibaro no se explica y que tampoco figura en novelas previas. Los amigos de la etapa de la Guerra Civil ni se mencionan y han desaparecido por completo. Como resultado de parte de esa herencia, el joven se ve envuelto en una típica trama de potentado sin escrúpulos que busca expandir sus dominios a costa de otros. Y, por supuesto, unas tierras heredadas por Jibaro se convierten en el objetivo de este hombre, quien además tiene una hija muy atractiva con la que Jibaro congenia. Parece que Mallorquí quiso dar un giro más acorde con los gustos de la época, suavizando un poco el carácter salvaje de Jibaro, incluyendo su odio hacia las mujeres, ya que "casi" se enamora de la hija del potentado. Supongo que esto fue un intento de revitalizar la serie, ya que aparentemente no estaba teniendo buenas ventas. La novela va de menos a más, ofreciendo un relato interesante, con principio y fin, y momentos realmente buenos en los que la calidad literaria de Mallorquí destaca una vez más.
"Cuando abrió la puerta del dormitorio, Jibaro presintió lo que le aguardaba dentro"
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